Ingeniando tácticas que se puedan aprovechar
22.11.2010 09:37
Leía una entrevista al consultor de iglesias Kennon Callahan, autor de Twelve Keys an Effecive Church (Doce claves para una iglesia efectiva) donde nos dice cómo crear objetivos que incrementen la fortaleza de la iglesia.
Cada uno ponga al servicio de los demás el don que haya recibido, administrando fielmente la gracia de Dios en sus diversas formas. (1 Pe 4:10)
Haciendo que la iglesia avance
Un entrenador sabio nunca ordena jugadas que los jugadores no puedan hacer. La iglesia necesitan adecuar sus objetivos al equipo.
El arte de ayudar a la iglesia a avanzar es construir los objetivos sobre las fortalezas que una congregación tiene en la actualidad. La iglesia que niega sus fortalezas, niega los dones de Dios. La iglesia que reclama sus fortalezas, reclama los dones de Dios.
Importancia de establecer objetivos.
Los objetivos deben ser específicos y medibles, concretos y alcanzables. Toda iglesia tiene objetivos, pero ¿sabe la iglesia cuáles son sus objetivos? ¿Estos objetivos ayudan a la iglesia a hacer lo que Dios la ha llamado a hacer?
Cuando la iglesia desarrolla objetivos explícitos.
Se hace más fácil encontrar el liderazgo correcto. Una iglesia puede tener muy buenos líderes y un excelente pastor. A veces la fortaleza del pastor puede basarse en programas y actividades adecuados, desarollando programas relacionados entre sí (lo que llamamos campañas) en la iglesia.
Sin embargo, la iglesia anhela tener un pastor que practique el cuidado pastoral, y que capacite a sus miembros para las visitas. También quieren una adoración y una predicación más dinámica.
El pastor tiende enfatizar los programas de la iglesia, mientras que la congregación conscientes de que eso lo hacen bastante bien, lo que quieren es un buen pastor y un buen predicador.
Perdiendo la visión
Son tres modos los más frecuentes:
- El pastor y los líderes principales quedan atrapados en el "síndrome del deber". Ellos deciden que la congregación debe hacer esto o aquello.
- El pastor y los líderes principales están tentados a universalizar los programas y/o actividades: si una idea funcionó bien en una iglesia, asumen que también funcionará bien en la de ellos.
- A veces las personas buscan una aguja en un pajar, alguna idea, actividad o programa que transformará a la iglesia, lo que puede llamarse "logro a corto plazo, de cierre rápido, altamente visible y de satisfacción inmediata".
Aproximándose a las iglesias cuyos objetivos no encajan con su capacidad
Al trabajar con las iglesias la tentación es pensar que alguien -el pastor, la junta, la iglesia misma- simplemente es incompetente. No habiendo una persona o iglesia incompetente; sino, una desigualdad de capacidades.
El pastor y la iglesia deben trabajar en áreas en donde sean competentes, y que sigan aumentando esas fortalezas.
Apuntando a hacer demasiado o muy poco
La mayoría de las veces, las iglesias tienen demasiados objetivos. Irónicamente, tales iglesias logran muy poco.
Rompiendo el patrón.
La clave es progreso, no perfección. Los tres elementos fundamentales son: el progreso, el ritmo y la oración. Algunas veces a una iglesia le toma veinte años verse en un aprieto y puede llevarle más de dos años superarlo.
Cuando una iglesia se centra en el avance y no en la perfección ayuda a establecer objetivos realistas y alcanzables. Esto trae como consecuencia acción y no desplazamiento: "Si, podemos lograr eso".
Esa acción crea satisfacción, no depresión: "Nuestras vidas si cuentan para la misión de Dios". Y la satisfacción no crea dependencia sino que trae crecimiento y desarrollo, no en números, sino en el sentido de madurez en la misión de Dios.
Determinando la prioridad de las metas y objetivos
- Es preciso encontrar los objetivos que se basan en la capacidad de la iglesia y fomentar la confianza de la congregación.
- Hay que ampliar una fortaleza a la vez. Toma cualquier punto fuerte actual que represente, en una escala del uno al diez, un ocho. Avanza y mejóralo hasta llegar a un nueve o un diez. Incrementen sus fortalezas. Hagan lo que saben hacer mejor. Eso significa, naturalmente, que querrán estar en paz con algunas debilidades, al menos de momento.
- Las cuatro preguntas que debemos formularnos: ¿Cuáles son nuestros problemas? ¿Cuáles son nuestras necesidades? ¿Cuáles son nuestras preocupaciones? ¿Cuáles son nuestras fortalezas y nuestros puntos débiles? Cuando comenzamos con nuestras debilidades, estamos en una posición muy vulnerable para lidiar con ellas.
- Añada objetivos complementarios.
La iglesia debe pensar en sí misma al comenzar el proceso de planificación.
Como una misión. El propósito de la planificación es el accionar de la misión. El objetivo supremo de la planificación es ayudar a las personas, ya sea que alguna vez se unan a esta congregación en particular o no. No estamos tratando de hacer crecer una institución, estamos tratando de hacer crecer una misión, no importa cuál sea nuestro tamaño.
El error más grande en la planificación de largo alcance.
Es que la tarea consiste en detallar lo que la congregación ha de estar haciendo de aqui a tres años. No. Se planifica a largo plazo para saber lo que logramos hoy, esta semana, este mes.
Piensa...
1. Cuáles han sido tus objetivos durante el último año.
2. ¿Qué cosas hacen mejor que otras iglesias? ¿Cuál es la fortaleza más grande de tu congregación?
3. ¿Cuáles objetivos del proximo año pueden incrementar tu mayor fortaleza?
4. ¿De qué manera el pensamiento de tu iglesia como una misión cambiaría su enfoque?
Es muy importante examinar nuestro equipo, ministerio o institución. Espero les sea de utilidad y les agrade tanto como a mi. Muy pronto les compartiré un nuevo tema.
Paz a todos.